EL MAYOR AMOR

“Nadie tiene mayor amor que éste, que uno
ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:
13)
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno
ponga su vida por sus amigos”. Las palabras de Jesús definen una vida de servicio.
Un concepto difícil de entender para los que vivimos en el siglo XXI. Poner la
vida por otra persona, sacrificarse por un semejante, servir a alguien en
necesidad, compadecerse de las flaquezas de los que nos rodean. Si estás
buscando el verdadero significado de tu existencia puede que lo encuentres en
estas palabras del Maestro. Quizás te des cuenta que cuando dejes de buscar tu
propia felicidad y comiences a procurar la de otros, vas a llenar ese vacío
interior que no sabes explicar.
Hace algún tiempo escuché por las noticias la historia
de un jovencito residente de Milwaukee, Wisconsin, a quien le diagnosticaron
cáncer y estuvo en el hospital por varias semanas bajo un riguroso tratamiento
de quimioterapia. Durante ese tiempo perdió todo el pelo. Saliendo del hospital
en camino a casa, se notaba preocupado, no por la enfermedad, sino por la pena
que pasaría al regresar a la escuela completamente calvo. Ya había decidido
comprar una peluca y una gorra.
Cuando llegó a casa, parado en la puerta de entrada
encendió la luz… y ¡¡sorpresa!! Cerca de cincuenta de sus amigos del barrio y
de la escuela comenzaron a saltar y a gritar “welcome home, welcome home!” El joven miró alrededor del cuarto y
no podía creer lo que estaba viendo. Todos sus amigos se habían afeitado la
cabeza. Cuánto nos gustaría tener amigos que fueran capaces de sacrificar el
pelo para hacernos sentir aceptados, aprobados, amados. Amigos como éstos son
difíciles de encontrar en el mundo hoy.
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador
somos adoptados en una familia de amor y refugio; la iglesia, el cuerpo de
Cristo. La Biblia nos dice que cuando uno de los miembros de este cuerpo sufre,
todo el cuerpo sufre. Y cuando uno de los miembros del cuerpo se regocija todos
nos regocijamos. Sufrimos juntos y nos gozamos juntos (1 Corintios. 12: 26)
Cuando actuamos de esta manera, estamos haciendo por
otros lo que Jesús hizo por nosotros. Jesús nos amó tanto que fue capaz, no de
cortarse el pelo, sino que fue capaz de rebajarse a la naturaleza humana, nacer
en este mundo como uno de nosotros y aún más, fue capaz de ir a la cruz por
nosotros. Dio su vida no solo por sus amigos, también por sus enemigos.
Realmente, no existe mayor amor que este. Fue este amor el propósito de la vida
del Hijo de Dios al nacer en este mundo como un niño indefenso. ¿Será también
el propósito de tu vida?
Dios te Bendiga.