UN VIAJE 1

Un día en Nazaret se escuchó la trompeta del mensajero, este mensaje
decía: “El emperador Augusto César ha decretado que: Todas las personas deben
de empadronarse en su pueblo de origen”. Qué mensaje más extraño, todos tenían
que ir a su pueblo de nacimiento, José quién era el marido de María, había
nacido en Belén de Judea, pues él era descendiente del linaje de David.
Así que José y María emprendieron el viaje rumbo a Belén, el único
problema era que María estaba embarazada, así que el viaje no sería fácil. José
y María hicieron el viaje con todo lo necesario, juntos empezaron el camino a
un buen paso, aunque llevaban prisa, iban a buen ritmo. Caminaron junto a otros
peregrinos que también iban a su pueblo natal, todos iban a empadronarse para
cumplir el decreto que había sido dado por el emperador Augusto César. Pronto
se veía el destino final, Belén de Judea, allí sería el lugar donde ellos
pedirían posada.
Sabes el viaje que hicieron los padres de Jesús no fue fácil, esto lo
habían hecho para que se cumpliese las profecías sobre el nacimiento del hijo
de Dios, pues ellas marcaban donde debería de nacer el hijo de Dios, ese lugar
era Belén y que sería descendiente del rey David. Gracias al decreto, Jesús
pudo nacer en Belén, y José su padre al ser descendiente de David, cumple
también la promesa que Jesús era descendiente de David. Dios cumple sus
promesas y sus profecías en su momento y en su tiempo, de esta manera nos
demuestra que tiene aún el control del mundo.
Recuerda el versículo de hoy: “Pero de ti, Belén Efrata, pequeña
entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se
remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.” Miqueas 5: 2
NVI.