FORTALECIENDO A LA FAMILIA 2

Sí como familia dedicamos tiempo para formarnos mutuamente, podremos
gozar de una unidad familiar indestructible, primero, porque los lazos familiares están más
consolidados, no por nuestra compatibilidad familiar si no por Cristo el que
nos une a través de su amor y su compasión que tiene por cada miembro de la
familia. Esta unidad, es gracias a qué Dios prometió: “Estableceré mi morada
en medio de ustedes” (Levítico 26: 11), esto se cumple cuando nosotros como
familia dedicamos nuestras vidas al Señor.
Como familia pónganse en mutuo acuerdo, para dedicar un tiempo a la
adoración en familia, reunámonos en un horario para participar del culto
familiar, nuestro hogar se convierte en una pequeña iglesia y al adorar juntos
el Señor manifestará su presencia entre nosotros, tal como lo prometió: “Porque
donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”
(Mateo 18: 20).
Qué mejor manera de fortalecer a la familia, si juntos adoramos a Dios, y
su presencia está en medio de nosotros. Tendremos la seguridad que estaremos
más que fortalecidos, pues cada día tendremos la seguridad que caminaremos de
la mano de Dios, de modo qué le podemos hacer frente a cualquier situación que
se nos presente, porque tendremos la seguridad de que el Ángel del Señor nos
librará de todo lo malo que nos rodea.
Como matrimonio, tenemos la obligación de formarnos previamente para
poder enseñar a los hijos el mensaje de amor que Dios tiene para ellos, es por
eso, por lo que debemos luchar para poder fortalecer la nuestra fe, y así
después fortalecer la fe de ellos. De modo qué cuando Jesús regrese por segunda
vez, y nos pregunte por nuestros hijos, podamos presentarlos y decirle que los
formamos en los principios establecidos por Él, y podamos escuchar de su boca
las palabras: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” (Mateo 25: 21).
Educar hoy, es el principio del futuro de tus hijos, educar hoy, es
darles vida por la eternidad.