FORTALECIENDO A LA FAMILIA 1

En un artículo anterior habíamos mencionado, la importancia de crear
familias sanas y fuertes espiritualmente, ampliamos un poco el contexto de Efesios
6: 4, donde se nos habla de la importancia de educar a los hijos correctamente.
No solamente es educar, sino que debemos entender que esa educación se debe
fortalecer cada día, de tal manera que se pueda mantener durante toda la vida y
que ésta se pueda transmitir a los hijos de los hijos, en esto consiste el
verdadero plan de Dios a la humanidad.
Existen ciertas características que debemos tener en cuenta para
fortalecer la espiritualidad en la familia, hemos hablado de que nosotros
debemos ser “un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y
en amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4: 12). Estas características se incluyen en
nuestra formación diaria, donde llegamos a ser un reflector, que manifiesten
los principios fundamentales que Dios ha establecido.
Una de las características fundamentales dentro del fortalecimiento de
la fe y la espiritualidad de la familia, consiste en dedicar tiempo a cada
actividad que tenemos en nuestro diario vivir, recordamos las palabras que el sabio
Salomón escribió en Eclesiastés 3: 1 “Todo tiene su momento oportuno;
hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” absolutamente todo
tiene su tiempo. Tanto los padres como los hijos pierden un tiempo valioso en
actividades que son realmente innecesarias, las cuales deberíamos luchar para
dejarlas de lado, esto no lo podemos hacer solos, si no tomamos la decisión de
querer hacerlo, y es aquí donde nos damos cuenta de que nos falta tiempo para
hacer cosas más importantes. Es verdad que todo tiene su tiempo, pero muchas
veces le dedicamos más tiempo a lo innecesario.
Debemos prestar atención a las cosas importantes, de modo que podamos
dedicar el tiempo necesario y justo para la enseñanza y la preparación de los
hijos, para que ellos puedan fortalecer su fe y pueden presentarse como una
ofrenda de olor grato ante la presencia de Dios y de esta manera “disciernan
lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos
del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y
alabanza de Dios.” (Filipenses 1: 10-11). Para alcanzar este objetivo
debemos aprender a simplificar nuestra vida, debemos aprender a priorizar lo
que es más importante, nuestra formación y nuestra dedicación, de forma que a
través de estos conceptos podamos fortalecer la fe de nuestra familia.