ALTRUISMO 1 / 2

El saludable y placentero hábito de
ayudar a los demás.
El ser humano es capaz de albergar en
sus gestos, en sus palabras y, ¿por qué no?, en sus hábitos, una enorme
grandeza, frente a los sinsabores que nos encontramos en el fascinante camino
que es la vida. Pese a los pensamientos, sentimientos, vivencias y personas
negativas (aunque todo ello, en algún momento, parezca arrastrarnos,
deglutirnos, aunque en ocasiones nos “pueda”, nos invite a “tirar la toalla”),
somos capaces de focalizarnos en lo que nos hace sentir bien, en lo positivo
que nos rodea, en hacer de los comportamientos positivos, hábitos que nos
produzcan gratificación personal y felicidad.
CUANDO DAMOS DE FORMA ALTRUISTA
SENTIMOS UNA PROFUNDA SENSACIÓN DE BIENESTAR
Hay muchas cosas que, según nuestras
preferencias, nos hacen sentir bien, el amor de nuestra familia, pasar tiempo
con nuestros amigos, viajar, nuestros hobbies, etc. Pero si algo es común a
todos los seres humanos, es el placer de ayudar, si algo es
consustancial a nuestra especie, sea cual sea la cultura en la que se eduque o
el momento histórico que le toque vivir, es la felicidad que produce el dar y
el ayudar a los demás. Ayudar a los demás es una conducta que, si realizamos
como parte de nuestras vidas, como hábito, como leitmotiv, se traducirá en una
vida plena y feliz.
Ayudar. Dar, sin esperar nada
a cambio. Dar sin esperar recompensa. Ayudar por el simple placer de
ayudar. No estamos hablando de cuando ayudamos esperando algo a cambio; cuando
hay ese tipo de comportamiento, en realidad no damos, intercambiamos. Sin
embargo, cuando damos de forma altruista sentimos una profunda
sensación de bienestar. Actos pequeños que, en ocasiones, parecen
insignificantes: sonreír a los demás, dejar pasar a otro delante de nosotros,
recoger del suelo un objeto que se le ha caído a un desconocido para
devolvérselo… Hay mil y un ejemplos. Actos, hábitos sencillos que forman parte
de nuestra cotidianidad y, por tanto, de nuestra esencia, y que nos reportan
placer y bienestar.
Actuar de forma desinteresada, sin recompensas, sin recibir aplausos, incluso sin que nadie lo sepa, sin testigos, sin alharacas, es un hábito que nos hará sentir bien con nosotros mismos y que hará sentirse bien a los demás. Ayudar a quien de verdad lo necesita, ayudar a personas cercanas o a personas totalmente desconocidas. Piensa en todo aquello bueno que ofreces, que haces, que das… Da sonrisas y recibirás sonrisas; da bondad y sentirás en tu interior bondad. Te sentirás mucho más positivo y mucho más feliz. El altruismo es una conducta, una capacidad del ser humano de salir de sí mismo para ayudar a los demás, un hábito moral que nos aleja del materialismo, del egoísmo, del egocentrismo para poner el centro en el otro y, poniendo el centro en el otro, recibir la enorme satisfacción, la saludable sensación de felicidad. El altruismo nos hace experimentar una energía reconfortante, desbordante, que activa una parte de nuestro cerebro vinculada con la sensación de placer, alivia el estrés, fortalece la autoestima, los lazos afectivos y fomenta la superación personal.
La cooperación con
los demás garantiza la preservación del ser humano como especie. Ayudar como
hábito, sin motivaciones ocultas, sin esperar nada a cambio, tan solo deseando
el bien del otro, sin “intereses ocultos”, nos edifica y nos conecta con
nuestro yo, con nuestra esencia, con lo trascendente. Ayudar, no para alimentar
nuestro ego, el reconocimiento social o la admiración, obtener beneficio, un
ascenso en la carrera o para reforzar un sentimiento de superioridad. Ayudar no
para ejercer una forma de control, para hacer a otros dependientes de nuestro
apoyo. El altruismo sólo es tal, sólo es un hábito saludable, cuando la
motivación del mismo es un acto de bondad. Cuando no interfiere en el curso
natural de los demás, cuando se practica desde el amor y el respeto al otro,
cuando es en su beneficio y no en el nuestro, cuando no le incapacita para ser
autosuficiente, independiente, cuando reflexionamos sobre nuestras verdaderas
motivaciones. Cuando sólo nos motiva ayudar, hacer feliz al otro, cuando
pretende hacer del mundo un lugar maravilloso. Según Pierre Corneille, “La
manera de dar vale más que lo que se da”.
Continuará…
BELÉN RODRÍGUEZ, Directora Yo Cambio el Mundo Cambiándome Yo