LA ACEPTO

“Pido también que les sean
iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha
llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos” (Efesios 1: 18NVI).
Cuando alguien recibe una
herencia tiene dos opciones aceptarla con todo lo que conlleva o rechazarla. La
herencia que nos ofrece el Señor es similar, muchos la hemos aceptado y muchos
la rechazan y prefieren quedarse con lo único que tienen. El texto dice: “que
les sean iluminados los ojos del corazón” en otras palabras que veamos las
cosas con el sentimiento de la vida, que veamos una vida en un sitio mejor,
donde el mal ya no exista, donde ya no haya dolor ni tristeza, que sepamos que
la herencia que se nos ofrece esta allí para mí y tiene lo que no puedo siquiera
imaginar.
Dios pone en la mesa la única
herencia que nos puede ofrecer. La decisión está en mi aceptarla o no. ¿Qué
debo elegir? El Señor pone un consejo practico que dice: “Mira, yo he puesto
delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal […] A los cielos
y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante
la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para
que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30: 15, 19), elegiré la
herencia pues esta me trae vida no para este mundo, sino para un mundo mejor.
Que tu oración este día sea:
Señor, he tomado la decisión de aceptar la herencia que me ofreces, yo elijo la
vida, porque quiero vivirla junto a ti, esta experiencia quiero tenerla junto a
mi querido Jesús, Amén.