NO ESPERES MÁS SEÑOR

“Andaré y volveré a mi lugar,
hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.”
(Oseas 5: 15).
La paciencia de Dios es grande
pero también llegará a su límite. Muchos preferimos vivir nuestra vida,
queremos hacer todo según nuestro propio interés hacemos y deshacemos a nuestro
antojo, queremos vivir la vida tal como el mundo nos la presenta, una vida
alejada de Dios y acordarnos de Él sólo en momentos precisos de la vida, muchos
quieren usar a Dios como los servicios de emergencias.
El texto habla de un claro
ejemplo que pasó con el pueblo de Israel, hacían lo malo ante sus ojos y en sus
momentos de mayor angustia se acordaban de Dios, la misericordia de Dios les
echaba la mano, pero su paciencia llego a su límite y terminaron en el
cautiverio. Nuestro cautiverio en nuestro mundo es la esclavitud ante el
pecado, vivimos según el gusto del enemigo y nos olvidamos de Dios.
A pesar de nuestra actitud, Él
espera pacientemente, para que nosotros nos acerquemos a Él y decidamos vivir
la vida que Él nos ofrece. Muchos hemos ido a encontrarnos con el Señor, pero
aún sigue esperando a otros, mantiene la puerta de la gracia abierta para que
otros entren a la vida y tú ¿Ya has entrado y te has encontrado con tu Salvador?
Que tu oración este día sea:
Señor, gracias por la paciencia que tienes por mí, no quiero hacerte esperar
más, aquí estoy, ya no dispongo de mi vida, pues la pongo en tus manos, en el
nombre Jesús la entrego, Amén.