LAS LEYES DEL MATRIMONIO 2

AMOR O PASIÓN
“Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos
46: 1).
Hay
una muy fuerte tendencia a confundir el amor con la pasión. Estos sentimientos
son diferentes y por supuesto antagónicos. La pasión es una tendencia ciega y
malsana que sólo busca satisfacer el egoísmo. La pasión puede ser motivada por
intereses personales tan bajos como el deseo sexual, el dinero, la reputación o
el estatus. Cuando estos intereses se logran a través del matrimonio; la
persona involucrada queda satisfecha, logró lo que perseguía, pero no logro
unirse con la persona que quería, ahora está casado legalmente y ante Dios
unido hasta la muerte.
Una inspirada escritora del
periodo victoriano escribió lo siguiente: “Las pasiones y los efectos son
agentes muy poderosos, mal aplicados y puestos en acción por motivos
equivocados y mal orientados son poderosos para producir la ruina y convertir
al hombre en un despojo humano, miserable, sin Dios y sin esperanza” (Mensaje
para los jóvenes. Pág. 74)
Los matrimonios contraídos
por la fuerza ciega de la pasión obviamente terminan en fracaso, desilusión y
amargura. Se necesita mucha sabiduría y la inmediata intervención del Espíritu
Divino para enderezar este error y sacarles provecho a los votos matrimoniales.
Con Dios nada está enteramente perdido. Dios en todo momento es nuestro amparo
y fortaleza, nuestro pronto auxilio en cada tribulación; así se promete en el
Salmo 46:1.
El
amor hay que cultivarlo
Una pareja puede estar
felizmente casada por un amor puro y sincero; sin embargo, todavía debe hacer
algo para que el amor ni se apague ni se muera. Recordemos que el amor es una
dadiva divina que se nos concede con cierta medida. Es nuestro deber hacer
crecer y perfeccionar esa medida de amor recibida. El amor como una planta debe
ser cultivada, debe ser alimentada, debe tratarse con naturalidad y delicadeza.
Hay que dar amor para recibir amor.
¿Qué
hay que hacer para cultivar y desarrollar el amor?
Definitivamente la mejor
manera de desarrollar el amor es expresarlo tanto en palabras como en hechos.
El
amor expresado por el esposo
La mejor manera es
expresarlo con palabras sinceras y románticas. No hay nada malo en ser
romántico; esta es una parte de la vida que Dios nos dio al crearnos. Ese amor
se puede expresar diciéndole a la esposa: “Mi amor, después de tantos años de
casados todavía te amo con todo mi corazón. Siento que te quiero mucho, Mucho”.
En el espejo donde ella se
mira, póngale: “Hola mi vida, te quiero”. Elógiala en público. Reconozca y
resalte sus atributos físicos o espirituales, dígale que tiernos ojos tiene,
que sonrisa encantadora y que atractiva se ve.
Reconozca los dones y
talentos de su esposa, dígale: “Eres muy organizada, eres muy hábil, eres una
buena negociante; me gusta tu manera de ahorrar y manejar los recursos del
hogar, eres una excelente esposa; estoy muy orgulloso de ti”
Sea expresivo y agradecido
por lo que hace su esposa; dígale: “Que rico te quedo el arroz, tienes muy
buena sazón, que limpia y ordenada esta la casa. Con ese traje luces muy
hermosa”
Mantenga un contacto físico
con su esposa. Tómela de la mano. Siéntese al lado de ella en cualquier
reunión. Abrácela con cariño y ternura. Bésela al despedirse y al llegar del
trabajo.
Sea detallista. Son los
detalles los que le dan vida y expresión al amor. Sorpréndala con un ramo de
flores. No olvide las fechas especiales, anótelas en su agenda. Hay algunas
fechas que son muy significativas para una mujer, unas de esas fechas son su cumpleaños,
aniversario de bodas, día de la madre, día del amor y la amistad. Otro detalle
importante es el de invitarla a cenar en algún restaurante. En cualquier
reunión busque una silla para ella. No la deje parada y desorientada, sea su
apoyo físico y moral en todo tiempo. Si está enferma consiéntala, mímela,
permanezca a su lado y hágase cargo de sus necesidades. Durante el día llámela
por teléfono; mantenga una permanente comunicación con ella.
Deje que ella sienta su
ayuda en los quehaceres de la casa. Ayúdela a aspirar la alfombra, ayúdela a
lavar la loza, a limpiar la cocina, los baños, el jardín, las ventanas, etc.
Déjele saber que usted
conoce sus tallas y sus gustos. Al regalarle una cartera, una blusa, o algún
perfume, llévele los colores, los modelos y fragancia que a ella le gustan.
Todos estos detalles son
recíprocos. La esposa debe tener en cuenta estos elementos y practícalos con su
esposo; el amor que damos es el amor que recibimos.
Continuará…
Del folleto “Las Leyes del Matrimonio”
escrito por Pr Efraín y Mireya Sánchez