NO HAY LUGAR 2

Después de un largo viaje a pie, José y María llegaron a su destino,
allí estaban en la pequeña ciudad de Belén y empezaba a caer la tarde, era el
momento idóneo para buscar un lugar para descansar, qué mejor que buscar un
mesón -que hoy en día es un hotel-, así que fueron al primer lugar y llamaron a
la puerta, el mesonero les dijo que sentía mucho pero no tenían un lugar para
ofrecerle, pues había muchas personas que estaban viajando y que tenía todas
las localidades ocupadas, entonces José fue a otro mesonero, quién le dijo lo
mismo y así todos los lugares para dormir estaban ocupados en aquel pequeño
pueblo.
No había lugar para José y María, ellos tendrían que pasar la noche en
la calle. De repente una persona les pudo ofrecer un lugar para descansar,
aunque no era el mejor sitio, al menos podrían estar más cómodos que en la
calle, aquel lugar era un establo, sí ese lugar dónde duermen las vacas, los
caballos, los burritos y todos los animales de una granja. Este lugar era mejor
que dormir en la calle.
Con gusto aceptaron José María el sitio para descansar, la otra opción
era dormir en la calle, pero aceptaron el lugar. A pesar de las circunstancias,
ellos estaban felices de haber llegado a su lugar de destino.
Muchas veces no sabemos que en las cosas humildes podemos encontrar
grandes bendiciones, por más sencilla y humilde que parezca un lugar o una
persona no debemos despreciarla, al contrario, debemos aceptarlo porque nos las
ofrecen con todo el corazón.
Recuerda el versículo de hoy: “Con majestad, cabalga victorioso en
nombre de la verdad, la humildad y la justicia; que tu diestra realice
gloriosas hazañas” Salmo 45: 4 NVI.