LAS GALLETAS DEL TARRO

Luis sabía que su abuelita
guardaba unas deliciosas galletas pon pipas de chocolate en un tarro que tenía
sobre la estantería de la cocina; su abuelita hacia las galletas para tener
durante toda la semana, nunca faltaban las galletas. Un día cuando Luis fue a
visitar a su abuelita, lo primero que hizo fue pedir una galleta a su abuelita,
quien se la dio con mucho gusto; cuando nadie le veía cogió una silla y se
subió encima y abrió la estantería, saco el tarro y empezó a comer una galleta,
después otra y otra y otra, de repente cuando metió la mano ya no había
galletas en el tarro, así que dejo el tarro e hizo como si nada hubiera pasado.
Al día siguiente por la mañana su
abuelita fue a buscar el tarro y para su sorpresa no había galletas; fue a la
estantería tomo la harina, la leche y todos los ingredientes e hizo nuevas
galletas, cuando Luis despertó fue a la cocina y vio a su abuelita que cogía el
tarro de galletas y le ofreció una, él sabía lo que había hecho y le confesó a
su abuelita lo que había pasado, su abuelita le dijo que no importaba, que ella
haría más, pero que no lo volviera hacer, antes debería pedirlas.
Al igual que la historia, muchas
veces hacemos cosas a escondidas e incorrectas, pero si confesamos nuestra
culpa como lo hizo Luis, el Señor nos perdona y nos deja sin culpa.
Recuerda el versículo para hoy: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1ª
Juan 1: 9).