CREANDO FAMILIAS ESPIRITUALES 2/2

Hay mucha diferencia entre Adán y
un padre actual, pero también hay características similares, por ejemplo, ambos
son pecadores, la diferencia es qué Adán fue instruido y enseñado por Dios
mismo, los padres actuales han ido heredando un conocimiento de Dios un tanto
distorsionado, pues cada persona tiene un concepto distinto de Dios. La
educación que Adán le dio a sus hijos se basaba en la facultad moral y en la
capacidad de aprender entre lo bueno y lo malo, la diferencia, él tenía el
concepto de lo “bueno” más amplio que nosotros, en cambio, nosotros tenemos un
concepto más amplio de lo malo, que de lo bueno.
Adán pudo transmitir a sus hijos de
forma más fácil el concepto de bondad, de justicia, de moral y de temor a Dios.
En cambio, los padres actuales disipan entre lo que es bueno y lo que es malo, muchos
creen que cosas buenas son malas, y cosas malas son buenas, este es el concepto
distorsionado entre el bien y el mal, y este papel lo ha introducido el enemigo
en la humanidad.
Adán y Eva cumplieron en parte el
propósito de Dios, sus descendientes se multiplicaron y poblaron toda la tierra,
pero la tierra no se llenó de personas temerosas de Dios, al contrario, prevaleció
el mal en el corazón el hombre, fue tanta la maldad, que a Dios le dolió en su
corazón haber creado al hombre (Génesis 6: 6).
¿Cómo podemos crear familias
fuertes espiritualmente? Los padres tienen el papel de formar a sus hijos, en disciplina
y en buena instrucción de los conceptos de Dios, tenemos las escrituras como un
libro ejemplar para sacar de ellas los conceptos más claros e importantes de la
fe. Así lo escribió Pablo a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la
justicia” (2 Timoteo 3: 16). Las escrituras deben ser el medio por el cual
los padres deben formar a sus hijos para que aprendan “Ama(r) al Señor tu
Dios con todo (su) corazón, con toda (su) alma, con toda (su) mente y con todas
(sus) fuerzas” (Marcos 12: 30). A esta educación se le puede agregar
también que aprendan a “Practicar la justicia, amar la misericordia, y
humillar(se) ante tu Dios.” (Miqueas 6: 8). Y que los demás puedan ver en tus
hijos “un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en
amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4: 12). Esta es la instrucción y la manera de
enseñar a los hijos a la cual hace referencia el apóstol Pablo en (Efesios 6: 4).
Educar a los hijos en el temor a Jehová, es el principio fundamental para crear
una familia espiritualmente sana y fuerte.