LA NORMALIDAD DEL MUNDO 2/4

En los versículos “Ruego por
ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos
[…] protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean
uno, lo mismo que nosotros” (Juan 17: 9, 11), hay dos conceptos
importantes, primero Jesús ora por quienes han recibido la palabra y la han
aceptado, estas personas ante Dios no son comunes al resto de la humanidad,
pues viven en este mundo, pero no son de este mundo, ellos han sido apartados,
y por lo tanto santificados, cada miembro de nuestra familia ha sido
santificado, desde el momento que aceptamos a Jesús, como nuestro Salvador
personal.
Segundo, Jesús también le pide al
Padre que los proteja. Jesús es el buen pastor que cuida a sus ovejas y que
daría la vida por ellas; Él es el buen pastor que mencionaba David en Salmo
23, Él es el pastor que te hace descansar en un lugar seguro, donde las
corrientes de las aguas son mansas y tranquilas, Él es el buen pastor que te
hace sentir tranquilo, Jesús, quiere que cada miembro de la familia viva en un
remanso de paz.
Otro punto importante dentro de
la oración de Jesús del versículo 20: “No ruego solo por estos. Ruego
también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos”. En este
apartado no sólo encierra a cada persona que cree, sino los que creerán a
través del testimonio que cada creyente. Y es a partir de aquí, donde todos
estamos incluidos, el evangelio no sólo se queda en nuestras familias, este
debe expandirse en todo el mundo; tengamos en cuenta que en el momento preciso
Dios nos llamó a nosotros con un llamamiento Santo, tomamos la decisión de
aceptar a Jesús como nuestro Salvador personal, en ese momento no dudamos,
estábamos seguros que habíamos elegido correctamente, como lo dice en Gálatas 2: 20 “He sido crucificado
con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en
el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por
mí”; es entonces cuando empezamos una nueva vida, una vida que puso
la esperanza en el Hijo de Dios.
Continuará…