LA PRIMERA ESCUELA

En el hogar es donde ha de
empezar la educación del niño. Allí está su primera escuela. Allí, con sus
padres como maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través
de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio propio. Las
influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o el mal.
Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se ejercen de la
debida manera, llegan a ser un poder abarcante para la verdad y la justicia. Si
no se instruye correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por
instrumentos elegidos por él. ¡Cuán importante es, pues, la escuela del hogar! CM.
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La familia es el punto más
importante dentro de una sociedad, Dios ha dejado a la familia como un símbolo
de unidad y afecto, donde se comparten ciertos comportamientos que no se ven
fuera de ella. Tanto el padre como la madre, tiene una fuerte responsabilidad
ante la sociedad, ante la iglesia y ante Dios con respecto a los hijos, ya que
son considerados herencia del Señor (Salmo
127: 3).
Tanto el padre como la madre
tiene una especial labor a realizar por los hijos y consiste en el tema de la
educación. Educar es la labor más grande que tiene los padres, pues el hogar se
convierte en la primera escuela para los pequeños, y las bases que se cimienten
en los primeros años serán importantes para la vida futura de los hijos. Esta
es la etapa cuando se debe enseñar el respeto, no solo hacia las personas, sino
hacia los animales, el medio ambiente y por nuestro planeta, se debe enseñar la
obediencia, siendo esta un factor determinante en la conducta de ellos, deben
conocer la importancia de obedecer a Dios antes que a los hombres.
Es importante que los padres
enseñen a los hijos sobre el dominio propio, para que aprendan a estar a la
altura ante las circunstancias que les presente la vida y sean conscientes al
tomar decisiones prudentes y beneficiosas.
Otro aspecto que se debe
tener en cuenta es la enseñanza de la fe, es aquí donde se siembra la base del
amor de Dios, esta semilla debe ser regada a diario a través del ejemplo, del
estudio constante de la Palabra de Dios y la oración, debemos crear en los
hijos el amor hacia Dios, que aprendan a vivir desde temprana edad su fe.
Tales tareas son
responsabilidad de los padres, pues: “Por sobre todas las cosas cuida [su]
corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4: 23 NVI). Cuida los
primeros años de tus hijos y Dios le guiará por el camino correcto.