LA PROMESA CUMPLIDA

“Por eso, el Señor mismo les
dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel”
(Isaías
7: 14 NVI).
La mayor alegría de un
matrimonio es ver nacer a su primer hijo, no cabe duda que la alegría y tras la
espera se convierte en gozo y felicidad para la pareja que lo recibe con
abundante amor y cariño. Un hijo cambia la vida de las personas, ya no se vive
para uno mismo, si no que se vive para él, el esfuerzo y la responsabilidad se
basa en darle lo mejor al pequeño bebé.
El profeta Isaías anunciaba
que nacería el Hijo de Dios. Era una ilusión ser la madre de tan esperado hijo,
la espera tras el anuncio de su nacimiento, no fueron algunos meses, pasaron
los años, las décadas y casi seis siglos después se confirma el embarazo de una
mujer la cual había sido elegida por Dios. El ángel se presentó ante ella y le
dijo: “El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. No temas, porque
has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás
a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS” (Lucas 1: 28, 30-31). Dios había
elegido a quien sería la madre terrenal de su Hijo, había elegido a una mujer
para que le trasmitiera la humanidad a su hijo, aquel inocente bebé, llevaría
por nombre Jesús.
Aquel pequeño bebé, llevaría
sobre si la gran responsabilidad de traer nuevamente a Dios entre la humanidad.
El mismo Dios estaría entre las personas de forma presente visible. No solo tenía
esa responsabilidad, sino que su nombre tiene un alcance y significado más
grande, pues sería llamado Hijo del Dios Altísimo.
La promesa del nacimiento
del Hijo de Dios se cumplió hace más de dos mil años, vino a este mundo para
acercar a la humanidad a Dios, para darle esperanza, para darle libertad y para
darle la salvación, que tanto necesitaba y necesita. Su nacimiento revivió la
esperanza en el corazón de cada hombre y mujer que vive en este planeta.
El mundo celebra en esta
fecha su nacimiento -aunque no fue por estas fechas- y se busca conmover el
corazón de cada persona para que vuelvan su corazón al Señor. Esta navidad
junto con tu familia, puedan ofrecerle sus corazones para que Él nazca y
permanezca por siempre en tu vida.
El mejor regalo para dar en
esta navidad es entregarle tu corazón al Señor