ROMPIENDO LAS LEYES DE LA HERENCIA 3/5

“Sembraron vientos y cosecharán tempestades” (Oseas 8: 7 NVI)
Todos
hemos sido diseñados genéticamente por Dios, a partir de nosotros los
originales, por lo menos salen tres copias exactas o mejores que nosotros. Entre
los padres y los hijos existe un papel carbón que facilita la copia, entre los
padres y los nietos existe otro papel carbón, ya es una segunda copia, entre
los padres y los bisnietos hay un tercer papel carbón, que hace posible la
copia.
Esos
tres papeles carbones, fueron descubiertos en 1866 por un biólogo jesuita
llamado Juan Gregorio Mendel; descubrió que existían las leyes de la herencia
entre la segunda, la tercera y cuarta generación suficiente para sacar copias
humanas. Todos los seres humanos estamos suscritos a las marcas familiares. En
forma de ilustración podemos decir que cuando una mujer está embarazada, se les
trasmiten en su desarrollo fetal las marcas y herencias de ambas familias y al
nacer tiene las características de ambos, desde los ojos, la nariz, los
lunares, la espina dorsal, la planta del pie, la fisonomía, la forma de
caminar, de sentarse, de hablar y muchas características más, es increíble como
tiene todas las características del padre y la madre.
La
primera copia incluye todas las marcas físicas, los rasgos de carácter, también
incluyen las inclinaciones, tendencias, las virtudes, las capacidades y los
dones.
Un
rasgo muy marcado es el carácter que se prolonga hasta la cuarta generación y
se van haciendo más fuerte al pasar a la siguiente generación.
Veamos
un ejemplo bíblico de las leyes de la herencia, en el caso de Abraham, la
biblia nos dice que sucedió lo
siguiente: “Y aconteció
que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora
conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios,
dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora,
pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti”
(Génesis 11: 12). Otro texto dice “Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a
Sara” (Génesis 20: 2). A Abraham le falto la fe en el Señor en dos
momentos de su vida aparentemente difíciles.
En
la misma ciudad de Gerar sucedió un caso similar al de Abraham; “Habitó, pues, Isaac en
Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él
respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los
hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso
aspecto” (Génesis 26: 6-7). Isaac era la primera copia exacta y
actuó igual que su padre ante la misma situación, usando la mentira para
librarse.
La
segunda copia es Jacob, quien se vistió como su hermano y se hizo pasar por él,
para engañar a su padre y que le diera la bendición (Génesis 27). En la segunda copia la mentira es más descarada, más
compulsiva y se añadió la alevosía, predeterminación y profanación. Aquí se
cumple otro principio bíblico: “Sembraron vientos y cosecharán
tempestades” (Oseas 8: 7 NVI).
Abraham
comenzó diciendo mentira, la primera generación continúo usando la mentira, a
partir de la segunda generación las cosas se van complican más.
En
el caso de la tercera generación, vemos que Jacob tenía sus hijos, eran una
pandilla de pillos bien organizados, eran asesinos en potencia, vemos en la
historia que pensaron en matar a su hermano José, pero su hermano Rubén
intervino y le quitaron sus ropas y lo vendieron; le llevaron la ropa de José a
su padre y le mintieron diciendo que había sido asesinado por una fiera del
campo, mantuvieron la mentira durante muchos años (Génesis 37).
Lo
que comenzó como una mentira con el bisabuelo Abraham y lo que continuó siendo
una mentira con Isaac y así sucesivamente vemos una tercera copia, donde los
rasgos de carácter van cogiendo fuerza. En la tercera copia no solo está la
mentira, se le agrega el intento de asesinato. Vemos como el pecado coge fuerza
de una generación a otra.
Que Dios te bendiga.
Continuará…