LA ARMONÍA FAMILIAR INTERRUMPIDA 5

LOS ACREEDORES ESTÁN EN LA PUERTA
La Biblia cuenta la historia de una familia formada por dos hijos, por la madre y el padre (2ª Reyes 4: 1-7).
El
relato menciona que el padre formaba parte de la comunidad de los profetas de
Israel, era considerado un hombre noble, piadoso y temeroso de Dios,
básicamente era una persona entregada a Dios y a su familia. Hacía todo lo
necesario para que en casa no faltase nada, siempre buscaba la forma para dar a
sus hijos y a su mujer lo necesario para vivir. Un día la desgracia llego a
casa, el padre quien era el sustento de la familia, falleció, su mujer tenía
que hacer frente a todos los problemas que vendrían después.
Para
completar el infortunio de la familia, un acreedor fue a la casa de la mujer, a
cobrar las deudas que su marido tenía con él, las opciones eran pagar o tomar
como esclavos a sus hijos para cubrir la deuda.
Esta
misma historia se repite el día de hoy, la crisis económica mundial afecta a
muchos países como: España, Grecia, Venezuela, Argentina, Nicaragua, México,
USA, Hong Kong, Japón, Sudáfrica, Egipto y muchos más han sido afectados por
ésta; esta crisis ha llevado a muchas personas a perder sus empleos, trayendo
como resultado que muchas familias tengan que perder casi todas sus cosas (por
no decir todo), los acreedores vienen a las familias y quieren recuperar las
deudas, las opciones son similares, pagar o quitarle sus propiedades, dejando a
muchas personas en la calle.
Es
triste ver la situación de personas que han tenido que optar por vivir en la
calle, buscando los comedores sociales o los albergues para dormir. Otros emigran
a otros países para buscar una nueva oportunidad, algunos teniendo que tomar la
decisión de separarse de su familia. Muchos de los que emigran pasan
situaciones difíciles y en ocasiones no lo comentan a sus familias para no
preocuparles, siempre buscando la forma de enviar recursos a sus seres
queridos.
La
historia continúa narrando que la mujer se acercó a buscar la ayuda de Eliseo,
el profeta de Dios, le dijo que él no podía hacer nada, pero que Dios podía
hacer más de lo que ella podría imaginar, la mujer no tenía nada que ofrecerle,
lo único que tenía era una vasija con algunas gotas de aceite, estas gotas de
aceite eran más que suficiente para Dios, eran el medio para dar la libertad a
la mujer y a sus hijos. Lo único que tenía que hacer era conseguir de sus
vecinos muchas vasijas vacías, entrar en casa con sus hijos y rellenar las
vasijas vacías con la vasija de las gotas de aceite, cuando se llenaron todas
las vasijas, el aceite ceso; el aceite fue vendido y con las ganancias pagaron
a sus acreedores y volvieron a tener la libertad, que antes habían tenido.
Ante
la necesidad, Dios te pregunta ¿Qué me puedes ofrecer? No es que Él quiera
quitarte lo último que te queda y darte el golpe final o de arruinarte más,
Dios te hace esa pregunta ¿Por qué quiere medir la fe que tienes?, y según tu
medida, Él te dará lo que necesitas para ti y tu familia. Dios sabe las
necesidades de tu familia, sólo te pide que te acerques confiadamente a Él, y
le puedas ofrecer lo mejor de ti, que le puedas ofrecer tu corazón, que esperes
la mejor recompensa que Él te dará, su palabra dice no hay ninguna “...Gente honrada viviendo en la miseria, ni
tampoco que sus hijos anden pidiendo pan” (Salmo 37: 25 TLA). Dios desea
bendecirte y quiere darte según la medida de tu fe.
Podemos
concluir preguntando ¿Qué le podemos ofrecer a Dios cuando no tenemos nada? Medita
en tu respuesta y espero que tu vida cobre sentido y la esperanza pueda renacer
en tu corazón, porque al lado de Jesús todas las cosas son para bien.