EL PUEBLO DE DIOS 7 (1ª Parte)

Cómo prevenir la
disidencia en la iglesia
¿Qué debemos hacer como la comunidad creyente de la Biblia
para proteger a los miembros de ser engañados por tales grupos de personas?
Aunque lejos de ser tan drásticos, hoy existen varios grupos
en la periferia de la iglesia que tienen como principal cometido la supuesta
purificación de la iglesia. Debemos ser minuciosos con cualquier persona u
organización que pone demasiado énfasis en perfeccionar a la iglesia en sí y no
en la misión que es alcanzar a los pecadores para Cristo. Ya Pablo hizo
referencia a este tipo de problemas cuando enfrentó a los judaizantes, que
querían que los gentiles se circuncidaran, para que así pudieran ser salvos (Hechos 15: 1); la solución a este
problema fue hecho en el concilio de Jerusalén donde los apóstoles decidieron
por unanimidad que esta acción no era necesaria para los gentiles, por eso
ellos escribieron cartas diciendo: “Porque
ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga
más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos,
de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis,
bien haréis. Pasadlo bien.” (Hechos 15: 18-19).
Hay que estar convencidos que lo más valioso de la vida, es
el corazón, porque allí es donde está el tesoro del hombre; el sabio escribió: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; Porque de él mana la vida” (Proverbios 4: 23) a lo que Jesús
añadió “Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6: 21), si aprendemos a
guardar las avenidas del alma, y ponemos en nuestros corazones el verdadero
tesoro del universo, saldrá lo bueno del hombre, porque el “buen tesoro de su corazón saca lo bueno” (Lucas
6: 45). “Dios pinta con pinceladas grandes, creando una cosmovisión que
involucra a todos en los aspectos de la vida” (Reid, George W. “Entre verdad y
error”, p. 29.).
Como comunidad de creyente es importante el tiempo en la
oración, el estudio de las Escrituras, el vivir de acuerdo a las convicciones
propias del evangelio de Jesús. No preguntemos si existirán tensiones
teológicas, sino aprendamos como manejarlas y como investigar en forma
responsable, evitando así tensiones innecesarias. Es necesario dejar que sea el Espíritu Santo
quien nos dirija.
Las escrituras y el Espíritu de profecía nos aconsejan:
1. Que se tenga la seguridad
de que cada miembro de iglesia conoce las bases bíblicas de nuestra iglesia y
que viven conforme a la fe y la ponen en práctica, que todos seamos “solícitos en guardar la unidad del Espíritu
en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un
bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en
todos” (Efesios 4: 3-6). “Se dice que han sido rescatados, pero demasiado a
menudo el tiempo revela que la obra hecha en su favor no los convirtió en hijos
sumisos de Dios. El menor desprecio da lugar al resentimiento” (White,
Testimonios para la iglesia, t. 8, p 89).
El bautismo vincula a las personas con la iglesia, y una vez unidas
reciben la misión de defender la verdad. Lo menos que podemos hacer con los
nuevos creyentes conversos es que entiendan la misión y lo que implica
proclamar la verdad bíblica (Rodríguez, Ángel Manuel. Enseñar, ¿Ahora o después?,
p. 2).
La próxima semana
continuaremos con esta sección del tema.