EL PUEBLO DE DIOS 5

La iglesia y el
tiempo del fin
“Y después de esto
derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu
en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego,
y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,
antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare
el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”
(Joel 2: 28-32).
El profeta Joel predice que, en los últimos días, todos
aquellos que forman parte de la iglesia del Señor, y son parte del remanente
estarán caracterizados por el derramamiento del Espíritu de Dios, y sucederá “antes que venga el día grande y espantoso de Jehová”
(Joel 2: 31-32). Aquí hace referencia al verdadero pueblo de Dios,
al pueblo que forma el remanente, “porque en el
monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el
remanente al cual él habrá llamado” (Joel 2: 32) (Larondelle, H. Teología,
fundamentos de nuestra fe, t. 8 p 200).
Apocalipsis centra las promesas de Joel en la consumación
final del remanente (Apocalipsis 12-14), tiene que ver con la culminación del
mensaje evangélico de la iglesia a todo el mundo. Juan describe el triunfo del
pueblo de Dios en el monte de Sion, “Después miré, y
he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento
cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en
la frente” (Apocalipsis 14: 1).A
estos que acompañan al Cordero en el monte de Sion, se les describen como los llamados, los elegidos y los fieles.
Durante las siguientes semanas seguiremos estudiando este
tema.