EL DON PROFÉTICO EN LA IGLESIA DE JESUCRISTO 4 / 4

EL DON PROFÉTICO Y LA MUJER
9. ¿Qué mujeres poseedoras del don de profecía se
mencionan en las Sagradas Escrituras?
R:
María, hermana de Moisés y Aarón.
“Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y
todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas” (Éxodo 15: 20).
Débora, mujer de Lapidot.
“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer
de Lapidot” (Jueces 4: 4).
Hulda, mujer de Salum.
“Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a
la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las
vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y
hablaron con ella” (2 Reyes 22: 14).
Ana hija de Fanuel.
“Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser,
de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su
virginidad” (Lucas 2: 36).
10. ¿Por qué la Iglesia Adventista acepta a Elena
White como profeta?
R: Porque cumple con las condiciones que presenta la
Biblia y por los frutos de su ministerio
Nota. - El don de profecía se manifestó en el
ministerio de Elena G. de White, quien fue uno de los fundadores de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día. Su obra ha provisto instrucciones inspiradas para
el pueblo de Dios que vive durante el tiempo del fin. El mundo a principios del
siglo XIX, época en que Elena G. de White comenzó a recibir los mensajes de
Dios, era un mundo varonil. Su llamado profético la colocó bajo severo
escrutinio. Tras haber pasado con éxito las pruebas bíblicas, continuó
ministrando por medio de su don espiritual durante setenta años. Desde 1844,
cuando tenía 17 años, hasta 1915, el año de su muerte, tuvo más de 2.000
visiones, escribió más de 5.000 artículos de periódicos y 40 libros. Durante
ese tiempo vivió y trabajó en los Estados Unidos, Europa y Australia,
aconsejando, estableciendo obra nueva, predicando y escribiendo. Elena G. de
White nunca asumió el título de profetisa, pero no objetó que otros se lo
aplicaran. Explica su concepto de sí misma en las siguientes palabras:
“Temprano en mi juventud, se me preguntó en diferentes ocasiones: ¿Es usted una
profetisa? Siempre he respondido: Soy la mensajera del Señor”. También dijo:
“Poco caso se hace de la Biblia y el Señor ha dado una luz menor para guiar a
los hombres y mujeres a la luz mayor”.
11. ¿Qué consejo oportuno se nos da en cuanto a la
actitud que debemos adoptar hacia los escritos de los profetas?
R: Debemos creer en los verdaderos profetas para ser
prosperados por Dios.
“Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y
mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores
de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20: 20).
CONCLUSIÓN
El don de profecía no es solo una señal de la iglesia
verdadera sino una necesidad en los últimos días. Antes de aceptar o rechazar a
un profeta, debemos escuchar sus mensajes y analizarlos a la luz de la Biblia, pidiendo
la dirección de Dios en oración.
REFLEXIÓN PERSONAL
Deseo estar atento a lo que Dios tiene para decirme
por medio de los profetas
La próxima semana continuaremos con el
Estudio No. 23 “EL CRISTIANO Y LA SALUD”