EL TIMBRE ESTÁ SONANDO

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a él, y cenaré con él, y él conmigo
(Apocalipsis. 3:20)
Cuándo el timbre de casa suena y nos
acercamos sigilosamente a la puerta y miramos por la mirilla, observamos a la
persona que está al otro lado de la puerta, si la persona es conocida abriremos
la puerta confiadamente, saludaremos y quizá hasta le demos un abrazo; pero si
la persona que está al otro lado de la puerta es un desconocido o un vendedor,
nos podemos negar a abrir la puerta y no pasa nada.
Hoy Jesús se ha detenido frente a tu
puerta, llama y en tus manos está la decisión de abrir y dejarlo pasar.
Él quiere disfrutar un momento especial contigo, Él quiere regalarte su
compañerismo y su amistad. Cuando Jesús llama a tu puerta es porque quiere
entrar en tu vida y quiere trasformar tu corazón.
Él te llama cada día y quiere entrar en tu
vida ¿Estás dispuesto a abrir la puerta de tu corazón para que Jesús entre?
Que el día de hoy tu oración sea: Gracias
oh Señor por llamar a mi puerta, por ofrecerme tu amistad cada día; hoy quiero
que entres en mi vida, que trasformes mi corazón y que hagas de mí una nueva
criatura. Por Jesús, Amen.