LA ENTRADA DE LA MUERTE

“Porque la paga del pecado es
muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro
Señor […] Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio
del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad,
porque todos pecaron.” (Romanos 6: 23; 5: 12 NVI).
La obra perfecta de Dios se vio distorsionada
por la entrada del pecado a este mundo, Dios le había dicho el hombre que no
comiera del árbol que estaba en medio del huerto, porque el día que comiera del
fruto de ese árbol, moriría. No hacía
referencia a una muerte física, sino a la separación del hombre y de Dios. Cuando
el pecado entró al mundo, la obra y creación perfecta entró en degradación; la
humanidad se sumió en la oscuridad del pecado, llevando el deseo del corazón a
pecar de forma continua.
La actual naturaleza del hombre
es constante al pecado, y es por eso que todos hemos sido destituidos de la
presencia Dios, ninguno tiene derecho a acercarse a Dios. Por tal motivo el mismo Señor tuvo que crear un plan de contingencia para redimir a su obra perfecta,
así como el pecado entró por un solo hombre y de esta manera la muerte, era
necesario por un mismo hombre que esto se solucionara; esto se cumplió con la
muerte y resurrección de Jesús.
Ahora todos tenemos acceso
nuevamente a Dios, pero no por nuestros méritos, sino por los méritos de Jesús que
nos da a través de su muerte y resurrección. La dádiva de Dios se ha convertido
en vida eterna a través de Cristo nuestro Señor.
Que tú oración este día sea:
Querido Señor, gracias porque has dado significado a mi vida y porque a través de tu
muerte en la cruz, puedo acercarme otra vez al Padre, gracias por esa dádiva
que sólo puedo encontrar en ti, en el nombre de Jesús oro, Amén.