SOMOS OBRA DE SUS MANOS

“Y Dios creó al ser humano a
su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, […] Y Dios el
Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de
vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente” (Génesis 1: 27; 2: 7 NVI).
Después de contemplar toda la
obra que había hecho, vio que todo era perfecto y bueno en gran manera, pero a su
obra le hacía falta algo distinto y que tuviera la capacidad de poder
administrar la creación, de tal manera que lo pudiera subyugar y decidió Dios
crear al hombre. La creación del hombre no fue igual al del resto de las
criaturas y de la naturaleza, Él mismo se inclinó y con sus propias manos modeló
el cuerpo del hombre con el polvo de la tierra.
Cuando Dios creó al mundo, Él sólo
pronunciaba palabras y las cosas existían. Durante seis días Dios pronunciaba
palabras y el mundo fue tomando forma. Pero con el hombre fue distinto, Él decidió
crearlo con sus propias manos, de tal manera que no somos un ser creado
al azar, hemos sido creados a la imagen de Dios, y hemos recibido del mismo
Dios el hálito de la vida. Por lo que por Él vivimos y por Él existimos.
Tú y yo no somos obra de la
casualidad, ni de la evolución, hemos sido creados y modelados con la misma
mano de Dios, esto nos hace diferentes al resto de la creación y nos da un
valor único por el cual Dios ha decidido dar su propia vida.
Que tú oración este día sea: Querido
Señor, no soy obra de la casualidad, en tu infinita sabiduría yo estaba en
tus planes, gracias por ser una realidad en mi vida, mantenme firme y con la fe
puesta en ti, te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.