TU MANO DERECHA

“Busquen al Señor, todos los
humildes de la tierra, los que han puesto en práctica sus normas. Busquen la
justicia, busquen la humildad; tal vez encontrarán refugio en el día de la ira
del Señor” (Sofonías 2: 3 NVI).
Buscadme y viviréis, fueron las
palabras que Dios le dio a una nación, y son las mismas que el Señor nos dice
hoy: buscadme y viviréis, llamad y se les abrirá la puerta. La vida no solo
consiste en buscar y en llamar para que se nos abra, sino que también consiste
en acciones prácticas que son el resultado de haberse encontrado con Dios.
El texto de hoy, nos menciona
ciertas características que deben ser parte de nuestra vida, y que nos
hacen ser mejores personas, no solo ante nuestros semejantes, sino ante Dios. En la vida no podemos llamarnos humildes, porque entonces pecaríamos, sino que
nuestras actitudes y acciones nos dan esas características; vivir conforme a
las normas y mandamientos de Dios, nos ayudan a ser diferentes ante los demás,
ser justos ante los hechos del prójimo, practicar la misericordia extendiendo
la mano hacia quien lo necesita, mostrando amor y compasión hacia el doliente,
llegar a ser el ángel visible del Señor para quien lo necesita.
A pesar de hacer todo esto, no
debemos permitir que nuestro corazón se enorgullezca de lo que hemos hecho, “Más
bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo
que hace la derecha” (Mateo 6: 3).
Que tu oración este día sea: Amado
Señor, dame la capacidad de ser justo en todo, que pueda amar sin mirar a
quien, que puedan ver en mí un mensajero de Dios, te lo pido en el nombre de
Jesús, Amén.