HAZ TU MORADA EN MI

“…El que me
ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en
él”
(Juan 14: 23 NVI).
Amar a Dios, no es lo mismo que conocerle. En la historia
de Job, él sabía que Dios existía y sabía quién era, pero no había tenido una
experiencia personal con Él, a pesar de todos sus problemas, Dios se le
presento y le enseño quien era Él, por eso Job exclamó: “Reconozco que he hablado de
cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son
desconocidas. “Ahora escúchame, que voy a hablar —dijiste—; yo te cuestionaré,
y tú me responderás. ”De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con
mis propios ojos” (Job 42: 3-5).
No basta con saber quién es Dios, no es suficiente haber
oído hablar de Él, eso sólo es una parte, hay que complementarla con una
experiencia personal con Él, es aprender a vivir como Él vivió y sentir lo que
Él siente al preocuparse por los demás por amor. Cuando se experimente una
relación con Dios, cuando se bebe a diario del manantial del agua viva -su
palabra- aprendemos a amar a Dios y vemos el amor de Dios por nosotros.
La promesa de Dios es que, si aprendemos a depender de
Él, vendrá a hacer su morada en nuestros corazones y tendremos la capacidad de
hacer su voluntad en nuestra vida. Debemos experimentar una relación personal
con Él.
Que tu oración este día
sea: Dios eterno,
quiero experimentar una mejor relación contigo, quiero que me enseñes quien
eres, quiero vivir conforme a tu palabra, porque quiero que hagas de mi tu
morada, en el nombre de Jesús, Amén.