UN GRAN AMOR QUE TRANSFORMA

“Pero Dios mostró el gran amor
que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos
pecadores” (Romanos 5: 8 NVI)
Cuando Jesús estuvo en la tierra no
juzgaba a quienes se acercaban a Él, no preguntaba quien había pecado, a Él no
le interesaba el pasado de la persona, Él quería que la persona tuviera una
mejor vida desde ese momento en adelante.
Si aun siendo culpables por
nuestras acciones, Dios nos perdonó. Podemos decir que, a Dios no le importa de
quien sea la culpa, pues Él nos muestra su misericordia, y de esta manera como
Dios lo hace por nosotros, debemos aprender a hacerlo por los demás.
Si los que hemos conocido a Dios hemos
aprendido a ser amados, entonces nosotros debemos empezar a amar con todo
nuestro ser y esta acción nos ayudara a cumplir de forma practica la segunda
parte del gran mandamiento que dice: “Amarás
a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12: 31). El amor de Dios hacia nuestro prójimo, se
basa en el respeto de su integridad como persona y su ser que es semejante a ti
y tú eres semejante a tu creador. Dios mostró su amor por mí y por mi prójimo.
Que tu oración este día sea:
Señor, quiero ver a mi prójimo como tú lo verías, quiero amarlo y respetarlo, y
llevarlo a tus pies, ayúdame a ser esa influencia en su vida, en el nombre de
Jesús, Amen.