UN CANTO PARA DIOS

“Aun así, yo me
regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador! El Señor omnipotente es mi fuerza; da a mis
pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas” (Habacuc 3: 18-19 NVI).
¿Alguna vez pensaste que en el libro de Habacuc podrías encontrar
una promesa tan hermosa? ¿Cuántas veces has leído este libro? El libro del
profeta Habacuc es un tanto desconocido para muchos, jóvenes y adultos. ¿Cuándo
fue la última vez que escuchaste una predicación basada en Habacuc? Quizá el
texto más conocido de este libro lo has visto escrito en la pared de una
iglesia <<El Señor está en su santo templo, ¡guarde toda la tierra
silencio en su presencia!>> (Habacuc 2: 20).
¿Por qué no lees como comienza Habacuc su presentación? Después de
su introducción en el primer versículo del libro, el profeta presenta su gran
inquietud: <<
¿Hasta cuándo, ¿Señor, he de
pedirte ayuda sin que tú me escuches? >> (1: 2). Eso
no es nada. ¿Qué te parece el atrevimiento del profeta en el versículo 13? <<Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible
contemplar el sufrimiento. ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué
guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos?>>. Reivindicativo ¿eh? Y desesperado, yo diría que incluso suena a
acusación, pero ¡contra Dios!
En el marco
del gran conflicto en que vivimos, los tiroteos nos alcanzan y nos
desesperamos, queremos la intervención de Dios para que nada nos lastime. Ni
los accidentes, ni las enfermedades, ni las rebeliones, ni las desilusiones.
Nos olvidamos que nos hallamos en plena guerra, que nos movemos en territorio
enemigo, que nos toca andar por un campo <<minado>>.
En las
respuestas de Dios hay verdaderas joyas del pensamiento bíblico: <<Aunque parezca
tardar, espérala; porque sin falta vendrá […] pero el justo vivirá por la fe>>. <<Porque así como
las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento
de la gloria del Señor>>
(Habacuc 2: 3,4). Y el profeta termina su breve libro con un canto. Lo inicio
en plan reivindicativo, pero lo termina cantando. ¿No nos pasa muchas veces lo
mismo? Dios es amante y está dispuesto a confirmar nuestra fe cuando
enfrentamos las grandes luchas del conflicto entre el bien y el mal.
<<El hombre caído es el cautivo
legítimo de Satanás. La misión de Jesucristo fue liberarlo de su poder>> MJ 49
(Devocional: ¡Libérate! Brinda lo mejor de
ti, 2010, p. 87)